Juan Manuel Burgos
Una de las cuestiones más debatidas en la actualidad y que más repercusión tiene en la vida pública es el tema de la ideología de género . Esta teoría, gracias a las reflexiones de sus seguidores y a su esfuerzo por conferirle un matiz público, ha pasado en pocas décadas de ser prácticamente desconocida a convertirse en una de las teorías culturales dominantes del panorama contemporáneo con una influencia tremenda en el ámbito público concretada en una abundante legislación que sigue, en ocasiones al pie de la letra, sus postulados. El modo en el que esta ideología ha conseguido tener tal primacía y éxito en el panorama socio-cultural, merece, sin duda, un análisis atento y circunstanciado, pero, en estas reflexiones, nos vamos a centrar en sus presupuestos teóricos planteando, a su vez, una alternativa. Si bien, la ideología de género, como toda teoría, incluye factores atendibles, estimamos que, a diferencia del feminismo, sus premisas ideológicas son más bien negativas, por lo que resulta necesario propiciar alternativas que propongan un modo más sensato de fundamentar o explicar la identidad sexual.
Para ello vamos a acudir a la filosofía personalista, pues entendemos que este planteamiento ofrece una alternativa antropológica suficientemente sólida y moderna . Nuestra propuesta es una síntesis reelaborada de ideas y perspectivas que, sobre todo, se pueden encontrar en Julián Marías y Karol Wojtyla, si bien no planteadas de este modo. Tenemos claro, por otra parte, que requiere un desarrollo teórico más detallado y extenso, pero, aún así, estimamos que proporciona un marco general lo suficientemente preciso para proceder a esa elaboración a través de las líneas que aquí se indican.
Abordaremos el tema, exponiendo la transición del feminismo a la ideología de género que tuvo lugar hace unas décadas en Estados Unidos, ya que es un buen modo de delinear los presupuestos antropológicos esenciales de los que depende esta ideología.