Cristina Hortas Gil y Miguel Ángel Gómez Núñez
Nos hemos propuesto estudiar la virtud de la fidelidad conyugal, cuando prácticamente nadie habla de ella. En líneas generales pensamos que esto ocurre, porque no se cree que el amor entre un hombre y una mujer pueda durar toda la vida.
Por una mal entendida “sinceridad” que nos lleva a identificarnos con lo que sentimos en cada momento, en muchos sectores y corrientes del pensamiento actual, no se ve legítimo y posible el compromiso a largo plazo.
Es paradójico constatar como en una sociedad como la nuestra en la que prima “el triunfar” por encima de cualquier cosa y a cualquier precio, se haya convertido la infidelidad en un valor, cuando la infidelidad es un fracaso, es el fracaso de una sociedad que no cree en el amor verdadero, ya que este exige exclusividad y durabilidad.
Tenemos que reconocer quizás dolorosamente que no sabemos amar, necesitamos aprender amar y para abordar con éxito esta tarea, la fidelidad conyugal es fundamental, porque esta aporta todos los elementos necesarios para que el amor madure.
